DALLAS, Texas -- Pues parece
ser que al final los senadores republicanos y los demócratas se pusieron de
acuerdo en aprobar una reforma migratoria, que incluye la legalización de los
más de 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos (la mayoría de
origen mexicano y latinoamericano).
No lo
hicieron por iniciativa propia, por supuesto. Fue debido a la paliza que les dieron
a los republicanos en las elecciones pasadas, por culpa de su retórica
extremista.
Pero es un
enorme avance. Apenas hace algunas semanas, lo único que los republicanos ofrecían
a los indocumentados era “auto-deportación”.
La
propuesta ofrece legalización, papeles y permisos de trabajo para los
inmigrantes, pero con una condición: no será residencia permanente (la famosa
tarjeta verde o green card), sino un
estatus legal, pero sin llegar a ser definitivo.
La green card se puede considerar como la
pre-ciudadanía americana: quien tenga la residencia permanente, puede hacerse
ciudadano tras cinco años y votar con pleno derecho en las elecciones, como
cualquier norteamericano nativo.
Pero según
la propuesta, antes de que los inmigrantes puedan solicitar la green card, los republicanos exigirán que el gobierno “asegure
la frontera” y aplique un sistema de verificación de empleos.
Esto es
plan con trampa: ¿cuánto tardará el indocumentado promedio en lograr hacerse
ciudadano americano, bajo este plan?
Según cálculos de algunos medios, bastante
tiempo: alrededor de ¡25 años!
El
presidente Barack Obama felicitó a los senadores por su iniciativa, pero les
advirtió que para él lo más importante era asegurar el camino a la ciudadanía
de estos indocumentados.
Los
republicanos no quieren que los indocumentados se hagan ciudadanos. Y por una
razón muy simple: la enorme mayoría votarían por los demócratas.
Esto lo
sabe también de sobra el propio Obama, de allí su insistencia en acelerar la
ciudadanización de los indocumentados.
Además, si
los republicanos siguen en su tónica confrontacional (como ha ocurrido con los
debates fiscales y la deuda), es más que probable que el gobierno nunca les dé
gusto: no importa cuántos oficiales y vallas ponga en la frontera, los
republicanos nunca aceptarán que son “suficientes”, y siempre se quejarán de
que las fronteras están “abiertas”.
¿Cuándo,
entonces, van a permitir los republicanos que los indocumentados se hagan
ciudadanos? Muy sencillo: Nunca.
Por otro
lado, el Partido Republicano está tratando de atraer el voto de los ciudadanos
de origen hispano, ante las futuras elecciones.
De todas
formas los republicanos están condenados por dónde lo veamos:
Si permiten
la legalización, están hundidos porque los indocumentados que se hagan
ciudadanos no votarán por ellos.
Y por otro
lado, si los republicanos rechazan la legalización les irá mucho peor: se
echarán encima a los millones de ciudadanos americanos de origen hispano que
tienen una abuelita, un tío o un primo indocumentado, como les ocurrió en 2012.
La debacle
electoral del 2012 apenas fue una probadita de lo que les espera a los republicanos en las
elecciones congresionales de 2014 y en las presidenciales del 2016, si siguen
con su tónica extremista.
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